El Cristo de la Sangre

24 Jul, 2020 | Noticias

Les hablamos hoy del Cristo de la Sangre o de Melgarejo, cuya imagen en la actualidad se encuentra en la Capilla de la Jura de la Iglesia de San Juan de los Caballeros, sede de nuestra Hermandad de la Santa Vera Cruz.

Esta imagen, que fue restaurada hace menos de diez años en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, bajo la dirección del profesor Juan Abad, participó en la exposición Limes Fidei, que se desarrolló en la Catedral de Jerez, con motivo de los 750 años de cristianismo en Jerez y que tuvo lugar en el año 2014.

Aunque no se conocen muchos datos del mismo, el Doctor en Historia del Arte, José Manuel Moreno Arana, apunta lo siguiente en su blog «El Barroco jerezano»:

Carecemos de referencias documentales sobre la realización de esta singular imagen. Únicamente, podemos identificarlo con el crucificado sin nombre y de “tamaño natural” que figura en diferentes inventarios parroquiales de la segunda mitad del siglo XIX formando parte de los bienes muebles de San Juan de los Caballeros, y en concreto de su sacristía. En esa estancia se ha conservado hasta que hace muy pocos años ha sido colocado en diferentes altares de la iglesia y ha recibido su actual denominación.
Ha merecido la atención de los historiadores del arte sólo en fechas recientes. En este sentido, los primeros en llamar la atención sobre su interés fueron Pomar Rodil y Mariscal Rodríguez, quienes la situaron en el siglo XVIII y consideraron que su “particular composición barroca revela su adscripción a presupuestos estéticos ajenos a la producción andaluza”. Por nuestra parte, creemos que la opción más razonable es atribuirla a la escuela genovesa y, en concreto, a alguno de los escultores ligures que se afincan en Cádiz y su entorno durante el setecientos. Por ahora, nos resulta imposible concretar, si bien consideramos que su autor se halla en una línea muy cercana al artista también anónimo que talla el Cristo del Amor del convento de las Capuchinas de El Puerto de Santa María, obra que asimismo ha sido relacionada con la estética genovesa y que se ha fechado en torno a 1747-1750.
Representa a Cristo crucificado muerto. Se encuentra fijado mediante tres clavos a la cruz. Esta parece original y muestra una sección circular y una superficie levemente irregular con grandes llagas doradas. Al cuerpo se le ha imprimido tensión y dinamismo mediante el movimiento contrapuesto de cabeza y piernas, el retorcimiento del torso, la nerviosa musculatura de los brazos, la convulsión de las manos y la composición marcadamente asimétrica del sudario. De este modo, el paño de pureza aparece en la cadera derecha descubierto y anudado por cuerdas, también doradas, y pende de forma amplia y sinuosa hacia el lado contrario.
La posición inestable de Cristo en la cruz y la propia configuración de la cabeza parecen partir de modelos genoveses y, en particular, de los creados por el influyente escultor Antón María Maragliano (Génova, 1664-1739). Siguen estos esquemas el modelado del cuello, surcado por arrugas, y la detallada talla del cabello, acabado en ampulosos bucles. También es muy característica la expresión plácida del rostro que provoca un fuerte contraste con el dramatismo del cuerpo.
No obstante, en esta obra parece haber prevalecido una curiosa concepción expresionista sobre la refinada belleza de la que suelen hacer gala otros ejemplares del mismo círculo artístico. Esto es lo que da a esta imagen una connotación especial, que quizás pueda resultar chocante con el presumible origen italiano de su autor. En cualquier caso, es este expresionismo lo que lo coloca tan próximo al referido crucificado de las capuchinas portuenses, pieza igualmente de gran peculiaridad. Allí es la piel desgarrada, aquí un cuerpo retorcido pero el espíritu es muy semejante. A ello hay que unir, finalmente, pormenores comunes como la sangre en relieve o las estrechas afinidades de cabezas y pies.

Publicaciones relacionadas

Pin It on Pinterest