Palabras de nuestro Hermano Mayor, Manuel Báez, en su Toma de Posesión

8 Nov, 2021 | Noticias

Estimado y Querido Padre Don José María, querida Comunidad y Familia Marianista, Señor Tercer Teniente de Alcaldesa y Señores Concejales del Ayuntamiento de Jerez, Señor Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, Señor Presidente y Señora Delegada del Jueves Santo del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Jerez, estimados Hermanos Mayores, queridos ex Hermanos Mayores de la Vera Cruz, Hermanos de nuestra Hermandad, Hermanos y amigos todos.

Injusto sería empezar estas breves palabras si no agradeciera el apoyo masivo que recibió mi candidatura por parte de vosotros. La andadura de una junta de gobierno y más aún, la de su hermano mayor puede llegar en muchos casos a hacerse rutinaria y difícil por el agotamiento humano que nos lleva a acomodarnos en el cargo o incluso a ejercer este con una cierta dejadez. Por eso es tan importante vuestra confianza, ya que cuando nos veamos cansados y agobiados tendremos siempre la posibilidad de echar la vista atrás y recordar vuestro compromiso para con nosotros.

Cuando en mi infancia y pre adolescencia azul y plata, me llevaba los 365 días del año solamente pensando en el trayecto que acompañado de la mano de mi queridísimo abuelo Manolo hacía anualmente desde Triana hasta San Julián, sin duda alguna las mejores horas de todo el año, y a su vez compartía charlas cofrades con mi amigo Francis por los patios del colegio Marianista de la Porvera, en las que me explicaba cómo era la Semana Santa de Jerez, y en concreto entre otras cosas cómo funcionaban los mecanismos tan extraños, que se utilizaban en su Hermandad del Cristo para efectuar su salida procesional, nunca pude imaginar que pudiese llegar un día en el que me convirtiese en Hermano Mayor de la Hermandad más antigua de nuestra querida Ciudad de Jerez, sí, aquella que traía a sus titulares los viernes de dolores calle Pizarro abajo, después de celebrar el vía crucis en aquel lejano colegio antes de llegar al Polígono, que tenía guardados los pasos en el local pegado a nuestro recreo, y en el que constantemente buscábamos a nuestro Don José María Berraquero para que nos abriera la puerta y pudiéramos echar un vistazo para dejar a volar nuestra imaginación, además de realizar otras fechorías que ya nuestro gran amigo Tacho se encargó de inmortalizar en su maravilloso Pregón de la Semana Santa de Jerez.

Después, y tras conocer a la persona, a la que por gran suerte aún sigo unido, que me convenció para que al menos pasara la jornada del Jueves Santo en Jerez, muchas gracias Silvia menos mal que en esto si te hice caso, fui descubriendo nuestra gran Semana Santa, a la vez que, tras hacerme Hermano, iba aumentando el Amor, la Devoción y el Cariño hacia nuestra Hermandad de la Santa Vera Cruz así como a sus Sagrados Titulares, a Nuestro portentoso Santísimo Cristo de la Esperanza con su gran serenidad y sus brazos abiertos al mundo repartiendo esa Esperanza que tanto necesitamos, y sobre todo a su Bendita Madre de las Lágrimas a la que he tenido el gran honor de llevar sobre mi costal durante muchísimos años en lo que sin duda alguna ha sido y es mi gran pasión, el mundo de abajo,… maravilloso mundo.

Compaginando esta labor costalera, ahora aparcada de forma temporal y a la que sin lugar a dudas volveré hasta que Dios me lo permita, he prestado servicio a la Hermandad, no sé si bien o mal, pero con todo el cariño del mundo desde la función de Consiliario, pasando por la Tesorería, después por la Secretaría y por último por la Priostía, que ahora con tantos buenos recuerdos y ratos vividos dejo,…¡bueno ahora comprendo cómo algún que otro conocido me para de vez en cuando por la calle y me dice “ahh pero tú no has sido Hermano Mayor ya??”!.

Pues parece que llegó el día, el día en el que se completará este círculo de estar al servicio de la Hermandad para todo aquello que ella me demande, así como al servicio de TODOS mis Hermanos ante los que me pongo a vuestra absoluta disposición, esperando estar a la altura de esta centenaria institución.

Y sí, quiero resaltar ese pronombre determinante TODOS que en estas letras he escrito con mayúsculas, nuestra hermandad es de TODOS LOS HERMANOS que la componemos, independientemente de lo que cada uno pueda pensar, de lo que a cada uno le pueda gustar, o de lo que cada uno pueda sentir, habrá algunos más del Cristo y otros más de la Virgen, habrá algunos de tal tipo de música y otros de cuál, habrá algunos de un tipo de flor para el Palio y otros de los que le gustan tales para el Misterio, habrá algunos que se puedan identificar más con un color y un tipo de tela y otros con otros tantos distintos…, habrá unos de su padre y otros de su madre, pero en definitiva creo que debemos concienciarnos de que lo más importante, y que se convierte en el nexo que nos une a TODOS, es el Amor y la Devoción a Nuestros Sagrados Titulares que es lo que hace que estemos hoy aquí ante ellos. Dejemos aparcado ese, a veces inútil mundo virtual, en el cual nos estamos cada vez sumergiendo más, y volvamos a las vidas en las Casas de Hermandad, auténticas almas de nuestras corporaciones.

Quisiera que estas palabras fueran sobre todo de agradecimiento.

En primer lugar, a nuestro Director Espiritual D. José María Osborne, un ejemplo de convicción, cercanía y sobre todo mucho cariño hacia nuestra Hermandad, SIEMPRE DISPUESTO A TODO. Gracias Don José María. Es importante comenzar el camino con una hermandad cohesionada con un fin común de culto, formación y acción social, que englobe a las distintas sensibilidades que pudiera haber en la misma.

Hoy yo heredo como máximo dirigente una cofradía sólida gracias al trabajo de la anterior junta de gobierno y muy especialmente de nuestra anterior hermana mayor. Marisa ha sido un ejemplo de gobierno responsable y firme. Las tres máximas que tenía la acción católica que eran “Ver, juzgar y actuar” han sido sin lugar a dudas los principios desde los que Marisa ha gobernado, y el resultado, ejecutado con enormes dosis de prudencia, pero también firmeza nos lega uno de los momentos más rutilantes del caminar de nuestra corporación. Debes saber, Marisa que este hermano mayor te tiene de ejemplo, no para copiarte, porque los momentos y las circunstancias son siempre diferentes, sino para interpretar el día a día de la hermandad con una actuación cuanto menos parecida a la que tú nos has regalado. Gracias a una muy buena persona y a una magnífica primera Hermana Mayor de la Hermandad, ese título ya no te lo quitará nadie.

Agradecer a mis compañeros de la Junta Saliente que ahora dejamos, por estos cuatro años totalmente condicionados por esta pandemia que aún colea, nunca desfallecieron para darle una normalidad a la Hermandad en todas sus vertientes y especialmente, en la tan necesitada labor Social y asistencial. Gracias a todos.

Agradecer a mis nuevos compañeros de Junta que hoy han jurado conmigo, espero estar a la altura, y os pido sobre todo lealtad, trabajo y compromiso para que tengamos siempre presente que nuestros hermanos son siempre lo primero.

Como no, agradecer a la Comunidad Marinista, Director del Colegio, AMPA, Antiguos Alumnos, en definitiva, a toda la Comunidad de Fe, nunca mejor dicho, como Pilar fundamental de nuestra cofradía. Es condición indispensable en esta etapa, continuar estrechando los lazos con la comunidad marianista, tanto físicos, con la mayor presencia posible de la hermandad en el colegio, como por la asunción de los principios católicos que emanan de las obras de los hijos de Guillermo José Chaminade. Los marianistas dieron su ADN a la hermandad y esta debe transmitirlo en todos los lugares en los que se haga presente, ya sea en los cultos, estación de penitencia, obras asistenciales, formación y de manera fundamental en la vida de nuestros hermanos. En este punto no puede faltar nuestro recuerdo todos aquellos marianistas que ya partieron a la casa del Padre y que dejaron lo mejor de su vida entre nosotros. Quiero mencionar a Don Estanislao, D. Enrique Zabala, D. Juan Antonio Arbosa, D. Víctor, D. Elías, D. Valentín y tantos y tantos otros que nos mostraron con su dedicación y bondad el rostro del Señor. En sus enseñanzas debe estar el espíritu de la Vera Cruz.

Y finalmente agradecer a mi gran familia, a mi mujer y a mis hijos, a mis padres y a mis hermanos, por soportar a un miembro tan capillita y tan “torta” como yo, ellos mejor que nadie saben de mis locuras cofrades que han sido el centro de mi vida. Gracias por soportarme. Desde este instante pido que todos nos unamos a los fines propios y comunes de la hermandad, que cada uno busque su lugar aquí. Por eso me comprometo ante vosotros a construir desde los pilares de Justicia y Verdad nuestro mandato, que no será otro que la construcción del Reino de Dios aquí en la tierra como Cristo nos ordenó. Para ello como entenderéis, os necesito a todos con todo vuestro corazón y entrega.

Que El Santísimo Cristo de la Esperanza y Nuestra Señora de las Lágrimas nos guíen todos y cada uno de los días de esta apasionante andadura.

Muchas Gracias.

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